El San Juan: Puncha y la Identidad que Late y Fluye Desde el Alma

San Juan: Ilustración Danzando en diversidad y resistencia. David Menacho Tugumbango.
Ilustración Danzando en diversidad y resistencia. Arte: David Menacho Tugumbango.
San Juan: Ilustración Danzando en diversidad y resistencia. David Menacho Tugumbango.

Ilustración 'Danzando en diversidad y resistencia'. Arte: David Menacho Tugumbango.

Nuestras manos, pies, voz, la piel, el cuerpo en sí está compuesto de pulsos a través de nuestros corazones que guían las emociones y sentimientos de la vida externa. Estas interacciones latentes guían un camino de actividades y ritualidades que nos conectan a nosotros mismos, y también con el mundo y la naturaleza. Las festividades o rituales con sus danzas y su sonoridad instrumental enrollan una conexión socio-espacial; sociales, económicas, políticas y artísticas. Según estos campos, la ritualidad puede convertirse en un mero significativo de simulación teatral a complacencia de los demás. Sin embargo, aún existen significantes que acompañan los rituales que guían esas conexiones con el ser humano y el espacio que la rodea.

La ritualidad junto a la danza conforma parte de las tradiciones culturales de los pueblos y nacionalidades indígenas del Ecuador. Entre ellas, los Kichwas de Cotacachi, en la zona norte del Ecuador, que mantienen muchas de estas tradiciones manifestadas a través de sus festividades. La más conocida es el San Juan (término asociado al cristianismo), Inti Raymi: Fiesta del sol (un término mayormente utilizado por los pueblos Kichwas) o Hatun Puncha = Gran Fiesta (una propuesta desde la visión cotacacheña). Esta fiesta mantiene una historia compuesta por dinámicas sociales, económicas, políticas o culturales. La fiesta con su instrumentalización sonora por sí es celebrada en el mes de junio. No obstante, esta musicalización sigue y está latente en los Cotacacheños todo el año y se puede manifestar en ocasiones especiales o particulares que se ameriten. Como son las manifestaciones, paros o movilizaciones.

Los movimientos sociales de los pueblos étnicos en el Ecuador han sido parte esencial en la política nacional. Con menor impacto a lo largo de la historia a finales e inicios del siglo XX son una de las bases sociales y políticas más importantes en el país. Una de ellas, las de 1990 y 1992 por los 500 años del “descubrimiento de América”, que más bien se representó por la lucha de los derechos, representación y la reivindicación de los pueblos y nacionalidades en el Ecuador. Además, siendo una fuerza clave al derrocar 3 presidentes: Bucaram, Mahuad y Gutiérrez. Posteriormente, otras de las grandes movilizaciones serían de octubre de 2019 y junio de 2022 en los mandatos de Lenín Moreno y Guillermo Lasso respectivamente. Las manifestaciones tornaron un punto importante en las decisiones y el rumbo del país.

Si bien las manifestaciones fueron importantes por su impacto social, económico y político, también hubo ese otro lado cultural artístico. Uno podría pensar que algo artístico o musical puede darse cabida en aquellos momentos críticos a nivel nacional. Hay puntos importantes que se dan desde la música y las personas, y al revés. Es que guardan relación y conforman aspectos importantes en la identidad y su representación.

Las representaciones se dan en base a las tradiciones y costumbres culturales que construyen la identidad. Un proceso no sólo social, sino que también espacial con la naturaleza y su ontología. Desde Cotacachi y sus comunidades guardan un importante patrimonio cultural inmaterial musical que se ha heredado desde siglos con nuestros antepasados. Los espacios como el patio de la casa o el parque de la comunidad, parroquia o de la ciudad conforman puntos de construcción cultural. Espacios que se creería que son sólo para un baile común, no obstante, puede convertirse en un sitio de interacciones con importancia social y cultural. De igual forma, nunca se pensaría que estas representaciones de la danza y la música se daban en las movilizaciones hasta que uno es parte de ella.

Estas formas de manifestación mantienen sus características sonoras que se pueden asociar con los géneros musicales. Uno de los géneros musicales conocidos con raíces autóctonas de la zona es el San Juan o San Juanito. Este género se compone de danzas alegres con el característico zapateo o zapateadito. Una forma de baile que trata de pisar o chocar los pies con la tierra. Una fiesta prehispánica que etimológicamente con la conquista se la nombró en honor a San Juan Bautista del 24 de junio. Actualmente, es un género popular en todo el país. Hoy como parte de la reivindicación cultural podemos contemplarlo con el nombre de Inti Raymi, fiesta del sol en Kichwa o correspondiente a la zona de las comunidades de Cotacachi como Hatun Puncha, que quiere decir Gran Día o Día Especial.

La festividad del San Juan – Hatun Puncha con su respectivo baile del zapateadito ha sido parte de muchos Wawas: niños/ niñas en su infancia, incluyéndome. No sólo es un baile, sino que también conlleva una tradicional oral que narran los taytas (abuelos) en el idioma kichwa. De relatos históricos de lucha que se han dado en torno a estas fiestas. Ejemplos, de la creación y necesidad de establecer organizaciones por la lucha de nuestros derechos; la injusticia, racismo y prejuicios se dieron justamente en estas fechas. Es bien narrado por mis abuelos que se aprovechaba estas fechas de San Juan para reunirse con los demás compañeros de otras comunidades y conversar estos temas de justicia social para los Runas, la igualdad y la reivindicación de los Runas. A pesar de los intentos de asesinato, amenazas y muertes esta lucha continuaba. Y no fue en vano. En Cotacachi, se conformó una de las primeras Organizaciones Campesinas e Indígenas de Cotacachi (Unorcac), que fue un pilar de lucha y apoyo a las comunidades. Así mismo, constituye parte de las organizaciones nacionales lideradas por la Fenocin Y Conaie.

La Unorcac está al tanto de las decisiones de la Conaie. Es así que las decisiones tomadas para las movilizaciones a inicios y finales del 2000, y las dos últimas hacia Quito tuvieron una decisión unánime a la par con nosotros. Se sabía que los motivos son sobre las reformas o decisiones del ejecutivo no beneficiaban a las comunidades y el bienestar de la población. Además, que aún se mantienen las voces de igualdad de derechos, acceso a la educación o mejor calidad de vida; donde aún existe pobreza, falta de trabajo o salubridad. Así que la decisión estaba clara. Debemos movilizarnos hacia la capital.

Además de estas grandes movilizaciones, están presentes las marchas en diferentes puntos específicos de la localidad. Para Cotacachi, el punto de reunión conocido es la zona vial en el sector de Pinsaqui. En estos últimos paros y movilizaciones, noté que no sólo íbamos a alzar nuestras voces en las marchas, sino que hubo quienes llevaban instrumentos musicales; como las flautas de carrizo, armónicas, melódicas, el pututo o churro, instrumentos clásicos de Cotacachi.

Durante las marchas en la localidad antes de las movilizaciones hacia la capital, el paisaje era muy distinto a un caos que normalmente mencionan en las noticias. En Pinsaqui, salieron muchas familias con niños, mujeres y mascotas. El ambiente se armonizaba en el instante en que se escucha la flauta o el rondín. Prontamente de forma natural o automática, muchos se acercaban a los músicos y empezaban a bailar en forma circular como un churro vista desde espacio al ritmo del zapateadito. Para nosotros, esta es una forma de manifestar nuestra presencia y nuestros mensajes de forma pacífica.

En la movilización hacia la capital fue un momento de tristeza. Muchas de las familias se despedían de sus esposos, esposas, padres, madres e hijos, encargándose al destino y cuidado de los Apus (montañas/ espíritus de la montaña), su camino y su pronto regreso a la tierra que los vio nacer. Entre las voces de despedida y sus retratos se encuentran los churros, flautas y carrizos que los acompañaran en su largo trayecto hacia la ciudad de Quito. Tal vez los instrumentos reflejan el vivo recuerdo de sus pensamientos añorados de su tierra y la gente.

En la ciudad de Quito, las reacciones e impresiones eran distintas. Puedo nombrarlas por la narración de mi padre y mi familia que estuvieron presentes. Para muchos fue la primera vez en esta movilización y la primera en estar en un espacio diferente a sus hogares. Los grandes edificios grises contrastan con el paisaje verde del campo y las montañas. Sin embargo, eso no impidió que durante la manifestación del 2019 y 2022 en la capital se pudo apreciar a la gente de Cotacachi bailando San Juan – Hatun Puncha. El sonido y el zapateo era reconocible desde donde lo escuchas. Las marchas desde las casas de acopio hacia el parque, a la asamblea o al palacio del gobierno no era una simple movilización entre voces y pancartas. Las marchas fueron al son de los churros, rondines, flautas de carrizo y armónicas. Estas sonoridades se complementaron a las voces de lucha.

Dentro de esta dinámica socio-musical con las voces Runas (personas), warmis (mujeres) y jaris (hombres) se sumaron otros elementos. El idioma es uno de ellos. Cuando bailas dentro de ese espacio cíclico, como el churro, te nace hablar o manifestarse en el idioma materno como es el kichwa. Tienes esa sensación que brota con orgullo el formar, ser y reconocerte como Kichwa. Un espacio que nos une el mismo sentimiento, voz, lucha y sangre. Estas sonoridades fortalecen no sólo el cuerpo y el alma, sino que nutren esa valentía por mantenerse firme en la lucha. En cada soplido con sus instrumentos renace un pensamiento y recuerdo de los que te esperan en casa, de los que murieron y por todos quienes aún se mantienen en pie. Otro elemento que se suma es la vestimenta. En esta parte se puede dar énfasis a las mujeres. Su vestimenta tradicional con anaco, camisa y alpargates hacen representables con orgullo sus raíces. Con una presencia delante, la multitud al paso del zapateo y sus voces complementarias dignifican su presencia importante en estas luchas. Todos estos elementos se congregan en una representación identitaria.

El San Juan o Inti Raymi conforma no sólo un espacio festivo, sino que conforma una construcción identitaria con elementos de las voces, la vestimenta y el idioma. Se puede acoplar a distintos objetivos y espacios como en este caso son las manifestaciones en una ciudad no común como tu llakta (comunidad/ hogar). No obstante, los espacios geográficos no conforman un límite, sino que influye de alguna forma a un mayor estado anímico y fuerza para manifestarse a través de los instrumentos musicales, nuestras voces de igualdad y justicia junto al ritual con su respectivo zapateo. Y esto refleja y representa lo que somos, Runa Kichwas. Un pueblo, una familia e identidad que aún resiste con los años y siglos.

***

Un Kawsay Donde el Corazón Siempre Brillará y Danzará con Libertad

Nuestro ser, nuestro corazón laten al compás de la vida,
Cuan brillo en los cielos en forma de caracol alumbran nuestro ser desde nuestra concepción,
Latidos de madre y naturaleza que acunaron con calidez el alma,
Cuan amanecer donde los Apus y sus espíritus forjaron esa rebeldía en tu corazón.
El sol alumbró la mirada de fuego y pasión, mientras la luna sembró el brillo de la esperanza.
Tu armonía es construida con la resonancia latente de la Pacha Mama.

Latidos que encaminan con paso firme la bitácora de mi vida.
Inspiraciones a mis pulmones alimentadas por los vientos del norte,
Son guiadas hacia mi cuerpo por el puente de carrizo sopladas con fluidez.
Junto a la brisa acogedora del churo del mar que toca mi cuerpo,
Confabulan con los Andes y los ríos de la Amazonía la sabiduría, rebeldía y libertad.

Golpes externos aquejan los latidos de mi vida.
Silenciosa respuesta al alboroto aquejaba,
El destino nos lleva a un lejano horizonte lejos del hogar con calles y paredes artificiales.
Hacia un espacio frío y apartado de los Apus que no vieron crecer.
Larga marcha con un impensable retorno, pero con un latente brillo de esperanza con la que nos alumbra el Dios Inti.
Postura firmeza que guían mis pasos incansables en la marcha de la libertad.
Voluntad jamás doblegada por aquellas cadenas que afligen mi corazón danzante.

En un Quito de consecuente choques de energías,
Inmensurable espacio de luchas ancestrales.
En sus suelos yacen la sangre y alma de nuestros ancestros.
Aún recae nuestra resistencia de norte a sur y de la selva al mar.

Distante augurio fuera de mi hogar.
El tiempo ahorca mi voluntad en la lucha.
Trechos de aceras y paredes se tornan de un laberinto de lágrimas y dolor.
Opaco paisaje que ella misma se sosiega ante la injusticia y la muerte.
Seres insípidos rondan aquel serpentoso camino con aguijones envenenados de disparos.

Mi corazón late, aún!
Un amanecer en el horizonte empujó mi alma de aquel valor.
Las Apus volcanes Pichinchas, el Inti sol alumbran el cuerpo de vigor.
Churros, flautas y la tierra percutian con fortaleza nuestros corazones al son de la lucha.
Recuerdos yacentes de mi familia que son el pulso de vitalidad en mis venas.

Fugaz solidez y resistencia que nos alumbraron desde los cielos.
Las estrellas confabularon aquella espiral danzante que empuñaron una sola voz de entereza.
Valiente el corazón que ni las cadenas pudo afirmar la libertad.
Hacia los cielos voceaba aguerridamente a los cuatro vientos desde el centro esférico al universo su latente fulgor.

Vuelves a tus raíces donde la tierra te acunó con su sabiduría, al sentir de la naturaleza con lo apus sagrados y los runas que confabulan la eufonía redundante de valentía.
El viento del norte armoniza la onomatopeya de felicidad.
Regreso con mi wawas, taytas y mamas.
Añorante abrazo con lágrimas al río.
Nuestros corazones brillan y saltan nuevamente en armonía de alegría.
Valientes nuestros corazones que gritarán y danzarán con libertad en un churo infinito hasta los confines del universo.

Revisión: Isabella Galante
Dirección: Marcos Colón

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