La ciencia de la ayahuasca y del tabaco
En entrevista, el antropólogo Jeremy Narby detalla la relación entre el conocimiento científico y la cosmovisión indígena sobre las plantas
A Jeremy Narby nunca le interesó fumar. Le parecía que era una “pérdida de tiempo poco saludable”. Pero desde 1985, cuando pasó un año viviendo en comunidades asháninkas peruanas, comenzó a conocer mucho más sobre la personalidad, el carácter y el poder de la planta de tabaco. Y un día decidió probar su pasta.
Cuenta que se puso un palito recubierto de esa sustancia negruzca y, luego de un rato, comenzó a sentir que sus dientes delanteros eran especialmente largos y afilados. Su cara parecía tener bigotes felinos y comenzaba a ver su entorno con una gran claridad. Se sintió poderoso, cálido y sabio. Observó unas gallinas cerca y quiso comérselas, pero se aguantó. Entonces pensó: “¡Sabes lo fuerte que es la pasta de tabaco cuando un antropólogo empieza a atacar a los pollos!” (pp. 12). Nunca quiso hablar de esta experiencia hasta ahora, que presenta un libro en el que comparte harto conocimiento científico que dialoga con el pensamiento y saber amazónico del médico vegetalista Rafael Chanchari Pizuri.
Agradezco al maestro Rafael por haberme enviado el libro desde Iquitos, donde fue presentado, y agradezco a Jeremy Narby por esta conversación. Subrayo también que este libro no es una invitación a fumar ni a idealizar la ayahuasca. Ya que, si bien ambas plantas te revelan parte de tu psique, también te permiten — en la dosis adecuada y con la guía adecuada —, eliminar algunas dolencias.
En el caso de la ayahuasca por ejemplo, esta ayuda a proteger tejidos, regenerar neuronas, mejorar el sistema inmunológico, superar la depresión, superar el trastorno de estrés postraumático, la ansiedad y determinadas adicciones.
La nicotina, de otro lado, en la dosis correcta, ayuda a concentrarse, a recordar, a aprender. Como señala Narby: “el tabaco es una planta poderosa y principal alcaloide, la nicotina es una sustancia temible”, ya que una o dos gotas puras colocadas en la lengua o la piel pueden matar a un ser humano adulto.
Es interesante, a su vez, que “desde el punto de vista de la planta, la nicotina sirve, ante todo, como defensa contra los insectos depredadores. Esta función es tan eficaz que las personas han utilizado la nicotina como un potente insecticida durante siglos” (pp.27). Así, para los chamanes quechuas lamistas, por ejemplo, el tabaco es el “padre de todas las plantas” en tanto es el esposo de todas las madres de las plantas chamánicas. Visto así, las plantas tienen un rostro y una psique. Pero eso no omite todos los efectos negativos que pueden tener.
Así las cosas, este libro, Plantas maestras: Tabaco y ayahuasca (Lima: CAAAP, 2021), es un diálogo intercultural, es una propuesta poderosa para entender que ciencia y pensamiento indígena son dos caras de una misma moneda.
Les invito a leer mi conversación con uno de los dos participantes de esta hermosa propuesta: el antropólogo Jeremy Narby.
Cuéntanos sobre tu trabajo en el activismo para proteger la Amazonía.
He estado trabajando como “coordinador de proyectos amazónicos” para la ONG suiza “Nouvelle Planète” desde 1990. Concretamente, esto significa recaudar fondos para iniciativas de organizaciones indígenas en la Amazonía peruana para la titulación de tierras, educación bilingüe e intercultural, silvicultura sostenible, piscigranjas, cualquier iniciativa que tengan los pueblos indígenas que promuevan su bienestar y que contribuyan a proteger la selva. Paso mucho tiempo escribiendo informes, presentando proyectos y haciendo cuentas. También escucho a los representantes indígenas y hago lo mejor que puedo para acompañar sus iniciativas.
La palabra “inteligencia” y la palabra “naturaleza” han sido definidas como contrapuestas, como otorgadas a entidades que se excluyen. No obstante, en tu investigación demuestras lo contrario. Demuestras que los asháninkas, por ejemplo, tienen relaciones con la naturaleza de modo inteligente, y que esta, a su vez, es inteligente. ¿Qué implica esta perspectiva si tomamos en cuenta los derrames de petróleo acaecidos en el Perú?
Es cierto que cuanto más avanza la ciencia, más coincide con los indígenas que todas las formas de vida tienen capacidad de percibir, aprender, recordar y decidir. Las implicancias de esto es que los humanos son parte integrante del tejido vivo y biosférico que rodea al planeta, y de ninguna manera están separados de él. Si se tiene esto en cuenta, lo que le hacemos al tejido, nos lo hacemos a nosotros mismos. Derramar petróleo sobre el tejido vivo del que formamos parte es lo contrario de la inteligencia.
Sobre tu experiencia inicial con los asháninkas: ¿Qué es lo que más te sorprendió o marcó de la relación entre ellos y sus vínculos con la naturaleza? ¿la inteligencia otorgada de las especies naturales? ¿el grado de consanguinidad a las especies? ¿Por qué?
Sí, inicialmente me sorprendió la clarividencia de los asháninkas para comprender la inteligencia de otras especies (que los científicos tenían dificultades para reconocer), así que los lazos de parentesco muy reales que nos conectan con estas otras especies (que Darwin y Wallace señalaron a mitad del siglo XIX, pero que a muchos occidentales todavía les cuesta tener en cuenta). Pero ahora que sé que los indígenas amazónicos tienen conocimientos avanzados sobre el mundo vivo, pienso que lo más importante es tener en cuenta sus puntos de vista.
¿Cómo nació la idea de trabajar este libro con Rafael? ¿Cómo fue el proceso de gestación de esta propuesta? Sé que inició en el 2018 y fue terminado en el 2020, pero ¿podrías darme detalles de cómo conociste a Rafael y decidiste trabajar con él?
Conocí a Rafael a principios de la década del 2000, durante una de mis visitas a FORMABIAP, el programa de AIDESEP (Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana) para la educación bilingüe e intercultural de los pueblos indígenas de la Amazonía peruana. Este es uno de los proyectos que la organización que me emplea ha estado apoyando desde 1995. Entrevisté a Rafael para mi libro “Inteligencia en la naturaleza” (2005) y me llamó la atención la calidad de sus respuestas. Desde entonces, ha sido uno de mis interlocutores indígenas favoritos. En 2018, cuando se me ocurrió la idea de presentar la visión amazónica del tabaco a un público más amplio, inmediatamente pensé que el lugar para comenzar sería hablar con Rafael. Sus respuestas fueron tan buenas que rápidamente quedó claro que podíamos incluir la ayahuasca en nuestros diálogos, y que este podría convertirse en un pequeño y útil libro para las personas que usan estas poderosas plantas amazónicas sin necesariamente entenderlas. Rafael siempre ha respetado la ciencia, a la que considera complementaria del conocimiento indígena, y por eso, él y yo nos complementemos con facilidad.
¿Cómo es ese cóctel de hormonas humanas que segrega el cuerpo cuando se fuma nicotina?
Cuando la nicotina se une a nuestras neuronas, hace que liberen una avalancha de sustancias químicas cerebrales, como dopamina, glutamato, y noradrenalina, así como acetilcolina y endorfinas. De allí, estos químicos cerebrales tienen una amplia gama de efectos. De allí, estos químicos cerebrales tienen una amplia gama de efectos. Por ejemplo, el aumento de glutamato fortalece las conexiones entre las neuronas, que facilita el aprendizaje y el recuerdo; el aumento de acetilcolina hace que la gente se sienta alerta y revitalizada; el aumento de la dopamina activa el centro de recompensa en el cerebro, que hace que las personas se sientan felices y también refuerza su deseo de repetir la experiencia, de ahí el potencial adictivo de la nicotina; y el aumento de endorfinas puede provocar sentimientos de euforia. La nicotina puede desencadenar todos estos efectos a la vez.
¿Podrías explicarnos más sobre la diferente aproximación a las sustancias desde la ciencia y desde la perspectiva amazónica? Señalabas que los científicos objetivizan mientras que los amazónicos personifican. ¿Cómo entender estos dos polos?
La visión científica de una “sustancia” es exclusivamente física, mientras que la visión indígena es tanto física como interpretativa, o relacional. Desde el punto de vista indígena, una planta tiene una esencia, algo así como una personalidad, pero esto no está del todo separado de las propiedades físicas de la planta. En algunas lenguas indígenas, la palabra esencia o espíritu o alma, también se refiere al duramen o médula de una planta. Así, el espíritu de la planta se manifiesta en su sabor, olor y coloración. Los conceptos indígenas no separan el físico del conjunto. Para entender lo que significa la diferencia entre acercarse de un ser como si fuera un objeto, afirmando por ejemplo que una planta es solo una bolsa llena de moléculas, y acercarse de el como si fuera una persona, basta de pensar en un ser humano. De un lado, es cierto que un humano es hecho de carne y hueso, que es una suerte de bolsa carnosa. Pero sabemos que un humano no es solamente esto, sino también una persona. Las dos cosas no son incompatibles. Bueno, de allí, la pregunta seria, ¿“que es una persona?”, y esto es un vasto debate filosófico. En breve, si tienes un punto de vista, eres una persona. Y según los amazónicos, una planta no es solamente una bolsa de sustancias, sino también un ser, que tiene sus intenciones y su punta de vista.
Dedican el primer capítulo a hablar de qué es una madre para los amazónicos y para los occidentales. Entonces, los indígenas recuperan que la madre es el “dueño”, y Rafael señala en un momento que el nombre científico es la madre. ¿Podrías explicarles a los lectores de este espacio que AUN no han leído el libro, qué es y para qué sirve “la madre” de una planta?
En los conceptos amazónicos, la madre, o el dueño, de una planta, es como una personalidad ubicada al nivel de la especie, que supervisa al mismo tiempo cada representante individual de esta especie. Así que la “madre del tabaco” es una entidad que representa el tabaco como especies, y que cuida también plantas individuales de tabaco. Hasta la fecha, la ciencia y los pensadores occidentales tienen dificultades en entrar en este concepto.
¿Por qué afirmas que para los expertos amazónicos la ayahuasca es un ser similar a un ser humano? ¿Podrías, por favor, explicarnos mejor esta comparación?
Así hablan los indígenas amazónicos de la ayahuasca, la describen como un ser poderoso, dotado de intención, lleno de conocimiento y capaz de enseñar. Para ellos, esta es una perspectiva concreta. Una persona puede experimentar cuán poderoso es el ser de la ayahuasca al ingerir la planta y prestar atención a cómo se manifiesta en su cuerpo y en su mente. Tratar con ayahuasca es como tratar con un ser humano, en el sentido de que puede ser difícil, lleno de giros inesperados, y también puede ser enriquecedor y sumamente interesante.
Sobre Jeremy Narby
Jeremy Narby (Canadá, 1959) es antropólogo y escritor. Creció en Montreal (Quebec) y en Suiza, y más tarde estudió Historia en la Universidad de Kent y se doctoró en Antropología en la Universidad de Stanford. Narby ha vivido durante años con los indígenas asháninka de la Amazonia peruana, estudiando su relación con la selva y apoyando su combate contra la masacre ecológica en marcha. En sus libros, Narby examina la relación y los posibles puentes entre el chamanismo y la ciencia, especialmente desde el punto de vista de la biología molecular. Además de La serpiente cósmica, entre sus obras cabe destacar Intelligence in Nature (de próxima publicación en Errata naturae), Shamans Through Time y Plant Teachers: Ayahuasca, Tobacco, and the Pursuit of Knowledge. Desde 1989, Narby trabaja también como director de proyectos amazónicos para la ONG suiza Nouvelle Planète.
Andrea Cabel García: Doctora y Máster en Literatura Latinoamericana por la Universidad de Pittsburgh, Estados Unidos. Ha obtenido las becas a la investigación: Provost Humanities Fellowship, Andrew Mellon Fellowship, Arts and Science Fellowship y dos becas de trabajo de campo para desarrollar sus proyectos en la Amazonía peruana otorgadas por el Centro de Estudios Latinoamericanos (CLAS) de la Universidad de Pittsburgh. Su tesis doctoral es un análisis sobre diversas respuestas de los indígenas amazónicos a la violencia simbólica, física e institucionalizada de diversos agentes en el Perú. Es miembro del Consejo Directivo del Centro de Estudios Antonio Cornejo Polar. Ha escrito artículos académicos en diversas revistas de investigación nacionales e internacionales sobre diferentes problemáticas que devienen de la invisibilización a los pueblos indígenas amazónicos peruanos.