El Ariiyuu que formó el mundo

Decían los viejos de antes, bueno, es lo que recuerdo que decía mi abuela.

Hubo un tiempo en el que no había nada y sólo la oscuridad se peleaba con la claridad dando volteretas en una lucha que no se acababa pues, la Gran Claridad venía como un remolino y ¡chas! Chocaba con la Gran Oscuridad, que igual era otro remolino. Ninguno terminaba por cubrir al otro porque, cuando la Claridad iluminaba a la Oscuridad por un lado, por el otro, la Oscuridad cubría a la Claridad.

ilustração à mão de um sol com rosto, e uma mulher com rostos que se encaixam

Eso fue así por mucho tiempo. Largo tiempo duraron en esa lucha de remolinos que se hizo tan fuerte, que ambos terminaron estallando y fue entonces que emergió el Ariiyuu, que es como el aliento de un gigante, el aliento de un espíritu que no se acaba nunca, y con tanta energía de vida que lo cambió todo.

Porque la Gran Oscuridad, con su Ariiyuu, terminó por cubrir todas las cumbreras del firmamento; pero, del estallido del Ariiyuu de la Gran Claridad salieron miles de estrellas que se regaron por el cielo; entonces, fue cuando emergieron Sol y Luna como hermanos compartidos: Sol de la Gran Claridad y Luna de la Gran Oscuridad; mientras, abajo, la Gran Oscuridad se hizo agua y nació el mar, que como firmamento, lo cubrió todo abajo con sus aguas. Pero también nacieron Viento y Lluvia, quienes con su propio Ariiyuu giran sobre las aguas en un vuelo eterno.

Ilustração de duas figuras cósmicas com rostos

Así fue que por el Ariiyuu comenzó a vivir todo; por eso, todo tiene su Ariiyuu. Todos tenemos nuestro propio Ariiyuu que nos viene de arriba pero también de abajo. Todo se mueve por su Ariiyuu y todos comparten su Ariiyuu con todos, y hasta cuando uno deja de moverse, es porque su Ariiyuu lo ha abandonado y es cuando uno muere pero no su Ariiyuu pues, él sigue vivo, y va y vuela hacia el corazón del Ariiyuu que está en Ai’to: el cielo, a compartirse con el Ariiyuu de la Gran Oscuridad en el otro lado del cuerpo gigante del universo. Es por eso, que sólo cuando soñamos o morimos, es que podemos ver ese otro lado del cuerpo del mundo que habitamos. Así empezó todo, porque sin Ariiyuu no hay vida.

Eso fue, ¡uuuuussss!, hace mucho tiempo. ¡Cuando el principio, pues!

En ese tiempo no había nada en ningún lado, y sólo había la claridad del día cuando el Sol, solito alumbraba y, en la noche, era pura oscuridad y su hermana, la Luna, era quien solita allá arriba iluminaba. El Viento, también solito soplaba y sólo se contentaba, a veces, cuando su hermano Lluvia lo visitaba, porque él también andaba solo por ahí todo el tiempo. Así, todos andaban solos allá arriba, mientras aquí abajo no había nada más que agua. La tierra no existía.

Pero pasó que Sol, Viento y Lluvia se hicieron muy borrachos porque, como no se ocupaban de nada, no respondían por nada, entonces, sólo parrandeaban. Todo era una parranda para ellos, y cuando estaban bien borrachos, Sol quemaba todo, Viento todo lo arremolinaba y Lluvia lanzaba rayos y centellas por todos lados.

Luna, con su Ariiyuu de mujer, veía con tristeza en su corazón, cómo su hermano y sus primos desperdiciaban irresponsables su Ariiyuu, y pensó en una forma de lograr que ellos no siguieran desperdiciando su fuerza y se dignaran a hacer algo que valiera la pena.

Fue entonces que buscó a su hermano Sol y lo invitó a una fiesta en su casa.
— Tengo mucha comida y mucho Chirrinche — le dijo.

Esto lo puso muy contento a Sol, que pidió invitar a sus primos Viento y Lluvia, lo que a la Luna le pareció muy bien porque era eso lo que ella esperaba: reunirlos a todos.

Llegado el día de la fiesta, Sol llegó de primerito, luego Viento y Lluvia pues, para fiestas siempre llegaban juntos. Luna los recibió y les sirvió en la totumita1 más pequeña que pudo encontrar, una ñinguita 2 de chirrinche a cada uno y, como fue tan poquito, ellos lo bebieron de un sorbo. Luego, Luna se dedicó a sus oficios y los dejó allí sentados sin ofrecerles nada más.

Ellos esperaron por un rato, pero al ver que Luna no les servía más chirrinche, Sol, ya molesto, llamó a su hermana y le dijo:

— ¿Qué pasa hermana? Nos invitaste a una gran fiesta, dijiste que tenías mucho chirrinche y ahora sólo nos das esa lágrima.
— Yo sí tengo mucho chirrinche –le respondió Luna-, pero sólo se celebra luego de hacer algo que valga la pena.
— ¿Y qué será eso que quieres que hagamos?, preguntaron los tres.
— Bueno — dijo la Luna — Tú hermano Sol, puedes calentar las aguas para que suban sus vapores y Lluvia llene su panza con ellas. Tú, primo Viento, sopla las aguas para que de ellas emerjan las tierras que están debajo y cuando ya dejen de escurrir, tú, primo Lluvia, lloverás en sus alturas para que siempre estén húmedas.

Y así lo hicieron. Sol calentó las aguas que soltaron sus vapores inflando el cuerpo de Lluvia; mientras, Viento sopló y sopló con tanta energía de su Ariiyuu, que las aguas se separaron y así emergieron los cerros, las montañas, la cordillera y todo se levantó por encima de las aguas naciendo la Tierra, que en sus selvas, bosques y montañas recibían las aguas de Lluvia.

Ya cansados, Sol se quedó viviendo en el lugar que llamaron Ka’immare (El lugar de la tierra que tiene Sol), donde hoy vive la gente de los Mokiro 3. Lluvia se quedó a vivir en las alturas de las montañas y la selva donde hoy habitan los Uuchiñü 4, y desde donde corren sus aguas en forma de muchos ríos, que bajan de las montañas frías y de las montañas de la selva, y que al desembocar abajo, intentaban formar una laguna pero no lo lograban porque había allí un gran hoyo por donde las aguas se escapaban.

Entonces, al ver que eso pasaba, Luna mandó a una de sus hijas en forma de Madre de Agua, que luego enroscó su cuerpo y con él cubrió ese hoyo del mundo y así se formó el gran lago donde nacieron los añuu. Más de luego, Luna, con sus hijas Madres de Agua, formó todas las lagunas que existen y cuyos espejos reflejan al mundo. Viento se encantó con la primera laguna, el más grande espejo, y allí se quedó, volando, girando alrededor del gran lago, como eterno.

Fue así que nació la tierra, fue así que se formó el mundo. Así me contó la abuela.

1Totuma: es una jícara, en lengua añuu se le dice: Arita.
2Ñinguita: expresión para señalar algo muy pequeño.
3Mokiro: es el nombre con que los añuu designan a los wayuu, y significa: Que tiene tierra en su cabello.
4 Uuchiñü: es el nombre con que los añuu designan a los bari, y significa: Los del monte, los de la montaña.

José Ángel Quintero Weir fue docente a todos los niveles (Primaria, Secundaria, Universitaria y de Posgrado) durante 40 años, siempre ha estado vinculada a la relación educación-libertad, educación-autonomía, y por lo que actualmente impulsa la Universidad Autónoma Indígena como un espacio libre para el debate y la autoformación en virtud y en función de la Autonomía de los colectivos, grupos, pueblos indígenas y no indígenas en toda Abya Yala, lo que le ha llevado a recorrer en par de oportunidades diferentes pueblos de México donde, luego de realizar estudios de Maestría y Doctorado en Estudios Latinoamericanos de la UNAM, como alumno del Maestro Carlos Lenkersdorf, siempre retorna con deseos de compartir sus experiencias en Venezuela y otros países de Sudamérica como Colombia, Perú, Chile, Argentina y Brasil.

 
 

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